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29.06.2012

Consejos médicos

Problemas genitales en Pediatría (1)

Las alteraciones a este nivel constituyen una fuente de preocupación habitual, tanto en niños como en sus padres. En las siguientes entregas se analizarán las alteraciones más usuales, cómo solucionarlas o cuándo consultar si es que no pueden resolverse en el ámbito hogareño.

Cuidados en niños no circuncidados

Primero cabe mencionar a qué se denomina circuncisión: es la extirpación de la piel que recubre el glande -prepucio-. Salvo razones de carácter religioso, en Uruguay no es frecuente que los niños se circunciden al nacer. En otros países y culturas su realización se considera higiénica, por lo cual se lleva a cabo el procedimiento en los primeros días de vida. Se piensa que una mejor higiene del pene, desde etapas tempranas de la vida, prevendrá enfermedades a futuro -entre ellas, el cáncer de pene-.

En el recién nacido el prepucio cubre el glande y existen adherencias normales entre uno y otro (adherencias balano-prepuciales). El prepucio no es fácilmente retraíble a estas edades y no debe hacerse de manera forzada porque produce dolor innecesario mientras provoca inflamación y cicatrización. Entre los dos y cuatro años, en más del 90% de los niños, las adherencias habrán desaparecido y mediante maniobras cuidadosas -primero con ayuda de los padres y luego por sí mismo- el niño podrá retraer la piel y dejar todo el glande al descubierto. Cada vez que el pequeño se bañe, debería hacer esta maniobra y proceder, además, con una higiene del pene a base de agua y jabón. Una vez realizado esto, es conveniente que vuelva la piel a su lugar.

En casos en que las adherencias persistan más allá de los dos años y no pueda descubrirse el glande sin esfuerzo, algunos pediatras indican cremas con corticoides que facilitan el proceso. Es importante saber que no se deben usar sin indicación médica; en ciertas oportunidades, las contraindicaciones sobrepasan el beneficio potencial.

Fimosis

Se trata de la imposibilidad de retraer la piel del prepucio y descubrir el glande más allá de las edades comentadas. No se debe a las adherencias ya mencionadas sino que corresponde a un orificio estrecho, en algunos casos puntiforme, del extremo del prepucio. En determinadas oportunidades, poco frecuentes, esta situación es evidente aún antes de intentar correr el prepucio: cuando el bebé orina se forma un globito de piel y la salida es muy escasa, puede ser desde un chorrito muy fino hasta, incluso, gota a gota. En la mayoría de estos casos, el tratamiento definitivo es quirúrgico -es decir, la circuncisión-. En los que son menos intensos, se puede intentar con un tratamiento conservador en base a cremas con corticoides y maniobras para correr el prepucio suavemente y varias veces al día.

Parafimosis

Se denomina así a la complicación aguda más severa de la fimosis y para que se produzca debe ser posible descubrir el glande. Cuando el prepucio es estrecho y se lo lleva hacia atrás, a veces sucede que no se logra retornar a su posición normal cubriendo el glande. Esto lleva a una progresiva hinchazón del glande, haciendo más difícil que el prepucio vuelva a su lugar. De esta forma, se cierra un círculo vicioso: hinchazón, prepucio estrecho que comprime la base del glande y más hinchazón. Evidentemente, esto provoca dolor y molestias para orinar, por lo que la consulta es habitualmente precoz. En la mayoría de las ocasiones puede realizarse una reducción manual; consiste en una maniobra con la cual muchos de los pediatras están familiarizados. Cuando se intenta con este recurso y no se logra el cometido -por la intensidad de la parafimosis y, sobre todo, si ha transcurrido mucho tiempo- el tratamiento pasa a ser quirúrgico y se implementa la circuncisión de urgencia con anestesia general.

Balanopostitis

Es la inflamación -habitualmente de causa infecciosa- del prepucio y, en proporciones variables, del glande. Se constituye como un problema relativamente frecuente. En niños pequeños puede asociarse al eritema del pañal y en los mayores se vincula, fundamentalmente, a malas condiciones de higiene.

Los síntomas van desde dolor hasta enrojecimiento e hinchazón de la extremidad del pene. También se puede experimentar dificultad para orinar. En algunas situaciones se observa la salida de pus por el meato; es decir, el orificio del prepucio por el cual sale la orina.

El tratamiento se aplica en base a una buena higiene con agua jabonosa y la colocación de una pomada con antibióticos varias veces al día. En la medida de lo posible, deberá retraerse la piel para descubrir el glande y aplicar una correcta higiene, además de colocar la crema con antibióticos. Otro recurso útil es el lavado con agua boratada. Y en casos más severos, el pediatra podrá indicar antibióticos por boca.

Un episodio aislado de balanopostitis, en un niño que puede retraer el prepucio, no merece más tratamiento que una buena higiene. Si los episodios se reiteran o hay una fimosis subyacente, aunque sea mínima, podría estar indicada la circuncisión.

En las próximas actualizaciones se continuarán analizando los temas vinculados a la esfera genital en niños de ambos sexos. SUAT te recuerda que puedes consultar con un especialista si permanecen las dudas en relación a lo planteado.

Dr. Rafael Decuadro

Pediatra de SUAT

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