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21.09.2020

Actualidad

Día Mundial del Alzheimer

Cada 21 de setiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer con el fin de dar a conocer los detalles relacionados con esta enfermedad. La fecha fue elegida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Alzheimer (ADI, por sus siglas en inglés).

En 1906, Alois Alzheimer describió las características clínicas y anatomopatológicas de una paciente que a sus 51 años presentaba un deterioro progresivo de su memoria: lo que hoy se conoce como Enfermedad de Alzheimer (EA). Al principio era considerada como demencia presenil y, aunque su frecuencia fue baja durante la primera mitad del siglo XX, en las últimas décadas se ha convertido en uno de los problemas sociosanitarios más importantes debido a las repercusiones socioeconómicas que conlleva. Este aumento, tanto de la prevalencia -cantidad de casos- como de la incidencia -nuevos casos- se debe fundamentalmente al envejecimiento poblacional que es causado por el incremento de la esperanza de vida y de la disminución de la mortalidad.

¿Qué significa demencia y qué es una EA?

Se le llama EA a una de las formas de presentación de las demencias. En tanto, el término demencia se emplea para describir a un síndrome adquirido, irreversible y progresivo que se caracteriza por un conjunto de síntomas y signos que producen deterioro persistente de las capacidades cognitivas y que alteran la capacidad funcional del individuo. Hay diferentes formas de demencia pero todas impactan en las actividades de la vida diaria y generan distintas maneras de dependencia; igualmente, cada una culmina en la dependencia total.

El Alzheimer se caracteriza por un deterioro cognitivo insidioso y progresivo, principalmente, de la memoria reciente con repercusión funcional secundaria -es decir, la pérdida de las actividades cotidianas-, así como también por la aparición de modificaciones en el estado de ánimo y la conducta. Por lo tanto, presenta alteraciones en tres pilares fundamentales: cognitivos, funcionales y no cognitivos o conductuales.

Se trata de la demencia más frecuente a nivel global. Tanto su incidencia como su prevalencia se incrementa con la edad: uno de cada tres individuos la desarrolla por encima de los 85 años de edad. Y se prevé que en el año 2050 el alcance mundial será de 114 millones de casos. Si bien la edad sigue siendo el principal factor de riesgo, también se asocian otros -como el nivel educativo o el género, por ejemplo

¿Cuándo sospechar y qué hacer?

La manifestación más precoz es la pérdida de la memoria que impide aprender, además no mejora con claves y lo aprendido se olvida con gran facilidad. En el proceso suelen aparecer alteraciones en otras áreas cognitivas: como el lenguaje y la orientación en el tiempo y espacio. Asimismo, surgen alteraciones no cognitivas o conductuales, tales como: depresión, apatía y ansiedad. En forma concomitante, se va perdiendo la capacidad funcional con abandono progresivo del manejo del dinero, la medicación y las tareas del hogar.

Ante la aparición temprana de trastornos de la memoria, es esencial realizar una consulta médica para completar esta información con test cognitivos y elaborar un diagnóstico preciso. Es fundamental que la persona asista en compañía de un informante válido que conozca en detalle la situación.

Curso evolutivo

La EA transcurre por diferentes etapas en las cuales se van agravando los síntomas cognitivos y aparecen otras alteraciones generando olvidos de acontecimientos cada vez más recientes y en forma más reiterada. Además, se suscitan trastornos de conducta con delirios, insomnio y apatía. La persona también necesita ayuda para el desarrollo de las actividades diarias: al momento de vestirse, ir al baño, o en el manejo de la incontinencia, por ejemplo. En etapas muy avanzadas, el individuo se expresa con monosílabos o entra en un mutismo con incapacidad para movilizarse adquiriendo posturas rígidas que lo confinan a la cama.

Tratamiento

Éste se encontrará estrechamente vinculado a la etapa evolutiva. Las medidas no farmacológicas son útiles al inicio y se destacan las siguientes: la estimulación cognitiva, la actividad física y la recreación social. En materia de medidas farmacológicas, las actuales sólo enlentecen la progresión de la enfermedad y no la revierten. Se emplean fármacos anticolinesterásicos: el donepecilo, la galantamina y la rivastigmina. En etapas moderadas se puede agregar memantina con el objetivo de enlentecer la aparición y/o agravamiento de la dependencia. Sin embargo, hay que tener presente que en algún momento estos fármacos dejarán de tener efecto y se deberán discontinuar.

Existen otros medicamentos de utilidad: los neurolépticos atípicos para el tratamiento de los trastornos de conducta -quetiapina, risperidona y olanzapina-, los cuales deben ser indicados y supervisados por el médico tratante. Asimismo, los antidepresivos cumplen un rol importante y más aún en las primeras etapas.

Más allá de los tratamientos expuestos, se presentan como primordiales los cuidados psicofísicos y legales. Además, hay que tener en cuenta que aunque los trastornos de la memoria son frecuentes en los adultos mayores, no forman parte del envejecimiento normal. Por consiguiente, ante la aparición de cambios de memoria será necesaria la valoración médica. SUAT te invita a evacuar todas tus dudas con un especialista y también a sumarte a las iniciativas que se desarrollan durante el día mundial.

Dr. Oscar López

Médico de SUAT

Palabras clave: Alzheimer, tratamiendo, día mundial
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